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septiembre 20, 2024
Los aromas tienen la capacidad de transportarnos a otros lugares, evocar recuerdos y, lo más importante, influir en nuestro estado de ánimo.
El olfato es uno de los sentidos más primitivos y poderosos del ser humano. Nuestra nariz puede distinguir hasta 10,000 aromas diferentes, y estos recuerdos olfativos se almacenan en una parte del cerebro íntimamente conectada con las emociones y la memoria. Un aroma agradable puede relajarnos, mientras que uno desagradable puede generar estrés o ansiedad.
Cada espacio es único y merece un aroma que refleje su personalidad. Elegir la fragancia adecuada no solo depende de los gustos personales, sino también de la ciencia detrás de los aromas. La aromaterapia y el marketing olfativo han demostrado que los aromas pueden influir en nuestro comportamiento y nuestras decisiones.
Al seleccionar un aroma, es esencial considerar factores como la decoración, el tamaño del espacio, la actividad que se realiza, la ventilación y el clima.
Los aromas cítricos y herbales como el limón, la menta y el eucalipto pueden aumentar la productividad y crear un ambiente de trabajo más agradable. Además de generar una sensación de limpieza y de identificación corporativa.
La aromatización varía dependiendo del tipo de hotel que sea. Para los hoteles situados en la playa es común utilizar fragancias como el coco, mientras que para hoteles en zonas rurales es mejor utilizar aromas como el pino o la madera. El objetivo final es crear un ambiente acogedor y propicio para el descanso.
Al ser un espacio donde generalmente se genera un ambiente de tensión, una agradable y relajante fragancia de lavanda contribuye a relajar los ánimos de los clientes.
Spa o salones de belleza
Los aromas de la menta, el jazmín o el té verde transforman estos espacios en unos de confort y relajación, aislando a los clientes del mundo exterior y centrándolos en sí mismos, llevándolos a un estado placentero de tranquilidad.
En estos lugares por un lado se busca ofrecer un aporte extra de energía, pero por otro enmascarar el olor que puede producirse tras reunirse muchas personas sudorosas.
Aromas energizantes como el jengibre y la naranja pueden motivar a los usuarios y mejorar su rendimiento. Por otro lado, el limón o la menta generan sensación de limpieza y enmascaran el olor a sudor.
Está comprobado que ciertos aromas reducen el estrés de los pacientes, reduciendo las cancelaciones de consultas. Las fragancias herbales son apropiadas para ayudar a relajar a los pacientes, especialmente los olores de vainilla y lavanda.
Los aromas bien seleccionados pueden influir en las decisiones de compra y mejorar la experiencia de los clientes. Aromatizar un espacio no solo mejora la percepción que los clientes tienen de una marca, sino que también aumenta su satisfacción y fidelidad.
Al elegir cuidadosamente las fragancias para nuestros espacios, podemos crear ambientes más agradables, productivos y memorables. Si deseas transformar tu hogar, oficina o negocio, considera la decoración, el área del espacio, las actividades que se realizan, la ventilación y el clima.
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