El Buen Fin 2024 en Ame Ame
septiembre 14, 2021
La esencia olfativa de un viaje forma una parte muy especial de nuestros recuerdos. Sensaciones que nuestra mente devuelve al encontrarnos de nuevo con el mismo olor, o al ver una foto. Aromas que quedarán vinculados para siempre a aquel lugar. El Gran Bazar de Estambul, una calle de Sevilla, los perfumes en Florencia o el barrio de una ciudad belga son espacios en los que nos resulta imposible separar el aroma de la imagen, nuestro cerebro los identifica al instante. Rincones con un imborrable recuerdo olfativo.
Estambul impregnado de especias
Dicen que toda Turquía huele a especias. Si haz tenido la oportunidad de visitar dicho país, ese olor se concentra en el Bazar Egipcio de Estambul o Bazar de las Especias. El nombre hace referencia al antiguo origen de sus mercancías. Desde el siglo XV las especias, hierbas medicinales, ungüentos, perfumes y un sinfín de lujosos artículos llegaban desde la India y el sudeste asiático hasta Egipto, y desde allí atravesaban el Mediterráneo hacia Estambul.
Dos siglos más tarde nacía el Bazar de las Especias. Fue construido al lado de La Nueva Mezquita con el fin de financiar su mantenimiento. Es uno de los mercados cubiertos más antiguos de Estambul y el segundo más grande. Seis entradas y más de 80 tiendas ofrecen olorosas especias y hierbas del amor, frutos secos, dulces típicos, esencias, aceites, café turco, mantelerías bordadas a mano, joyas y una gran variedad de productos y artesanía, además de restaurantes en los que se sirve comida tradicional turca.
Estambul cuenta con impresionantes mezquitas entre las que destacam Santa Sofía y la Mezquita Azul; es nexo de unión entre Europa y Asia. El Gran Bazar encierra cerca de 4.500 tiendas. Entrar por cualquiera de sus 12 puertas principales, y 20 secundarias, es adentrarse en un mundo de olores penetrantes, colores brillantes y bullicio inagotable. Un inmenso espacio que huele a cuero curtido, pimienta, canela, azafrán y al humeante té de manzana que los vendedores ofrecen a sus potenciales compradores mientras se ejercitan en el arte ineludible del regateo.
Sevilla y su aroma único
La capital andaluza también tiene un perfume especial. Al llegar la primavera, la ciudad se envuelve con un aroma único. Los naranjos, distribuidos por toda la ciudad, le otorgan su esencia más característica. El dulzor y la fragancia de la flor de azahar aromatizan sus calles y plazas.
El azahar perfuma el aire de uno de los espacios más transitados por sevillanos y turistas. La Plaza de la Iglesia de la Magdalena o las Calles San Pablo y Bailén, llenas de restaurantes y tabernas, disfrutan del perfume nocturno del azahar. El mismo aroma que sorprende a los caminantes en las cercanías de la Giralda, el Archivo de Indias y los alrededores de los Reales Alcázares.
Brujas, la ciudad de chocolate
Brujas posee todo el encanto medieval y un aroma inconfundible. Una ciudad de canales, casas estilizadas, tejados escalonados, calles adoquinadas y un delicioso olor que recorre el casco antiguo. Decenas de establecimientos incitan al consumo del placer más dulce. Una fiesta para la vista y el olfato.
Brujas ha sido históricamente una ciudad dedicada al comercio. Al final de la Edad Media se importaba caña de azúcar desde Madeira y, después, los españoles introdujeron el cacao. La mezcla de los dos ingredientes convirtió a sus creadores en artífices del chocolate. Los maestros chocolateros de Brujas continúan preparando sus chocolates con aquella receta clásica, elaborados con 100% manteca de cacao.
Desde entonces, el proceso artesanal y el buen gusto han contribuido a conseguir los mejores chocolates del mundo, incluso a utilizarlos en terapias y belleza. Ahora, decenas de chocolaterías-boutique prestan su aroma al casco antiguo de la ciudad y muestran la tentación exquisitamente expuesta en sus escaparates. Además, un buen número de restaurantes, galardonados por las más prestigiosas guías gastronómicas, ponen toda su creatividad al servicio del dulce. Sofisticación e innovación han convertido a Brujas en el centro mundial de uno de los caprichos más tentadores y aromáticos del planeta.
La Antigua farmacia de Florencia
Paseando por Florencia, adyacente a la plaza de Santa Maria Novella, se encuentra la que ostenta el título como la botica más antigua del mundo. La Officina Profumo Farmacéutica di Santa María Novella comienza su historia en la propia de los frailes dominicos y se remonta hasta 1221, año de la llegada de estos religiosos a la ciudad.
Los frailes cultivaban su propio huerto, lleno de hiervas medicinales y aromáticas que empleaban para la confección de sus medicamentos, bálsamos y pomadas, y que eran usadas en la pequeña enfermería del convento.
Poco a poco, y con el transcurrir de los años, sus remedios cobraron una fama inusitada, así que en 1612 Fray Angiolo Marchissin abre la botica al público y comienzan a vender sus productos. Al entrar, quedas envuelto por una potente fragancia de flores y especias. Un aroma que nunca podrás olvidar una vez que lo hayas olido, es el aroma del popurrí de Santa Maria Novella: una mezcla cuidadosamente hecha a mano con métodos antiguos. Cada lote de hierbas y flores orgánicas se recolecta a mano y se fermenta en frascos de terracota centenarios durante meses antes de que el popurrí esté finalmente listo para ser utilizado.
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